Flexibilización de las medidas de prevención, ¿superamos la pandemia?
Autor: Dr. Hugo Manrique, especialista en enfermedades infecciosas, para Lutheran World Relief Fotografía de portada propiedad de VenInformado Fotografía interna: banco gratuito de imágenes freepik.com
Pasó la 3° ola de la pandemia y en Latinoamérica estamos en una etapa de silencio epidemiológico. Encontramos pocos casos leves y personas en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI).
El avance en la vacunación más la experiencia “inmune” de quienes tuvieron uno o más episodios de infección activa por el Coronavirus, pueden explicar la percepción general de que la epidemia retrocedió o no tiene la misma capacidad de seguir dañando.
Por otro lado, la necesidad política y social de agilizar la economía, Junto al agotamiento pandémico podrían debilitar la práctica de las medidas preventivas.
Agotamiento Pandémico: es la respuesta natural a una crisis de salud prolongada, vinculada a la desmotivación que surge respecto de seguir las pautas y medidas de protección impuestas.
Organización Mundial de la Salud (OMS)
Frente a las nuevas disposiciones públicas de flexibilizar las medidas preventivas, (aforo al 100% disminuyendo el distanciamiento social y el uso voluntario de las mascarillas faciales en espacios abiertos), es importante recordar que, acorde con la OMS y otros organismos rectores a nivel internacional, la pandemia NO ha terminado.
Como consecuencia del “relajamiento” de medidas, y las evidencias de nuevas variantes con potencial infeccioso en algunas ciudades de China y otros países, se prevé una nueva oleada en los siguientes meses.
Medidas preventivas: la oportunidad de empoderar prácticas saludables
La crisis sanitaria nos ha provisto de herramientas que podrían incorporarse en la cultura de nuestras poblaciones para fortalecer la prevención de las enfermedades presentes.
Tomemos como referencia la experiencia de Japón. Luego de epidemias más focalizadas mantuvieron el uso de mascarillas para protegerse de infecciones respiratorias de las zonas con mayor concentración poblacional.
Estamos frente a la oportunidad de empoderar en la población el uso cotidiano de prácticas saludables como barrera de prevención.
En Perú, el uso de las mascarillas sería una importante medida para prevenir la Tuberculosis que suele diseminarse en espacios cerrados (como el transporte público). El adecuado lavado de manos nos permitiría un mejor control de las infecciones que suelen afectar a diversas comunidades, y en especial a nuestros niños.
Si bien varias de las principales medidas de prevención que practicamos durante estos años podrían ahora no ser obligatorias, se recomienda mantener su uso. Esta acción disminuirá el impacto de otras enfermedades infecciosas con las que siempre hemos convivido, y nos permitirá estar mejor preparados ante futuras epidemias.
Aprovechemos los aprendizajes que la pandemia nos deja y fortalezcamos el concepto de bioseguridad universal en instituciones de salud, hogares, escuelas, trabajos y demás espacios.
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